El tropiezo de David Bowie: un símbolo de resiliencia y creatividad

Era 1991. En un pequeño estudio de Seattle, la banda Nirvana grababa un tema que cambiaría la cara del rock. Mientras la guitarra de Kurt

Era 1965, y Bob Dylan estaba listo para el espectáculo que lo transformaría en una leyenda. En el Festival de Newport Folk, la atmósfera estaba

Era 1983 y el icónico grupo de rock estadounidense, Van Halen, estaba en la cima de su carrera. En el estadio de Kansas City, la

Era un caluroso verano de 1969. En el icónico festival de Woodstock, Jimi Hendrix se preparaba para cerrar la noche. Con su guitarra eléctrica, se

Era 1991, y en el icónico estudio de grabación de Abbey Road, la tensión era palpable. Nirvana, con su sonido crudo y letras profundas, se

Era 1977, y David Bowie estaba a punto de hacer su entrada más memorable en el escenario. En un teatro lleno de fanáticos, una silueta

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